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Teología Latinoamericana de la Liberación)

Que la expresión “teología latinoamericana de la liberación” deba ser entendida como un nombre propio (Teología Latinoamericana de la Liberación) posee al menos dos alcances significativos para una mejor comprensión de su carácter.


a) en la propuesta de algunos de sus representantes, como Juan Luis Segundo, no se trata solo de una “teología”, o sea de un discurso disciplinar sobre Dios y sus relaciones con su Creación, sino de una práctica político-existencial ligada a testimoniar la experiencia humana del Dios de la Vida en la historia del mundo. Desde esta sensibilidad y práctica política existenciaria puede surgir un discurso “teológico” que, sin embargo, posee un carácter distinto al de las teologías tradicionales, especialmente a las que facilitan la reproducción de las instituciones clericales (2). Esta observación puede aplicarse tanto a la noción restrictiva de ‘teología’ como a la más amplia en la que el concepto comprende no solo las relaciones entre Dios y su palabra y los seres humanos, con sus subdivisiones, sino también los estudios bíblicos y la historia de la (s) iglesia (s) y al carácter de la vivencia de su fe religiosa entre los creyentes. La Teología Latinoamericana de la Liberación no intenta constituirse en una ‘teología’ en estos sentidos, sino que más bien su método aspira a liberar las experiencias de fe religiosa que están en su base proponiendo una crítica y superación de las teologías clericales ‘tradicionales’, de modo que la actividad ‘teológica’ contenga y signifique una práctica distinta: una transformación política subjetiva-objetiva que incida eficazmente en la búsqueda y realización humana, o sea socio-cultural, del plan de Dios. En términos directos, ‘lo’ teológico implica aquí una compleja práctica social de liberación (que puede considerarse tanto ‘laica’ como ‘pastoral’) que produce y supone un testimonio político y una espiritualidad desde cuyo seno puede gestarse, decirse y comunicarse un discurso teológico; en el caso de Juan Luis Segundo, esta práctica básica demanda una reflexión teológica específica rigurosa;


b) planteado lo anterior (es el tema del reposicionamiento de la noción de ‘teología’ en las prácticas sociales y, con ello, la resignificación de su carácter político-cultural), habrá que advertir, asimismo, que la fórmula “teología latinoamericana de la liberación’ no designa tampoco una única agrupación de pensamiento o acción testimonial: se trata de diversos autores, o de círculos de autores, cuyas opiniones o criterios pueden resultar conflictivas, en el sentido de mutuamente excluyentes, y cuya acción puede, o al menos pudo, plasmarse en planteamientos, movilizaciones e instituciones muy diversas, como la pedagogía liberadora (inspirada en Paulo Freire), el testimonio de las minorías abrahámicas (practicado por Helder Cámara), Iglesia Joven (un movimiento católico intraeclesial), Cristianos por el Socialismo (una plataforma o coordinadora política-doctrinal extraeclesial), Sacerdotes del Tercer Mundo (un tipo de foro), estructuras político-militares (como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia), la selectiva y pequeña comunidad de emprendimiento cristiano (Juan Luis Segundo), un criterio de ingreso o método teológico, la lectura ‘popular’ de la Biblia, la iglesia como acontecimiento carismático más que como institución.

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