top of page

Vida, pasión y muerte de Carlos Mugica

–La tarde del sábado 11 de mayo de 1974, los ex policías Rodolfo Eduardo Almirón Sena y Juan Ramón Morales asesinaron a Carlos Mugica e hirieron a Ricardo Capelli con subfusiles Ingram MC-10. Todavía no se sabe por qué utilizaron armas con tanto poder de fuego en un espacio tan reducido. El ex policía Edwin Duncan Farquharson, alias “El Inglés”, de la Unidad Especial del Ministerio de Bienestar Social, apoyó el operativo de la calle Zelada.

-Almirón viajó a España en 1975 cuando López Rega huyó del país. Fue localizado en 1983 mientras trabajaba como custodia del líder de la Alianza Popular, Manuel Fraga Iribarne. En diciembre de 2006, fue detenido en Torrent, una localidad cercana a la ciudad de Valencia y extraditado a la Argentina por orden del juez federal Norberto Oyarbide. Fue acusado de “asociación ilícita en concurso real con homicidio doblemente agravado en hechos reiterados” por los asesinatos del diputado nacional Rodolfo Ortega Peña, el ex jefe de la Policía bonaerense Julio Troxler, Silvio Frondizi y su yerno Miguel Ángel Mendiburu. Murió en 2008 sin condena.

Morales cumplió prisión domiciliaria en su casa de la Ciudad de Buenos Aires. Se estima que la Triple A cometió 1500 asesinatos. Murió sin condena.

Ninguno de los dos confesó el crimen del sacerdote aunque, según testigos, habrían respondido al deseo de López Rega, quien expresó en varias oportunidades: “Este curita está molestando políticamente”.

-Según el testimonio de Graciela Daleo, en la ESMA, dos represores alardeaban de haber participado en el crimen de Mugica y nombraban a un tercero de apellido “Generoso”, miembro del Servicio Penitenciario.


-Al momento de la muerte de Mugica, Montoneros salió a desmentir la autoría del crimen en un comunicado y a acusar a la Triple A: “A pesar de las diferencias que mantenía nuestra organización con las últimas posiciones públicas de Mugica, reivindicamos su acción en el campo popular. Ese crimen fue cometido por bandas armadas de la derecha”. Unos días después, Mario Firmenich escribió tres artículos en el diario Noticias y luego habló personalmente con el padre Alberto Carbone para explicarle su relación de afecto con Mugica a pesar de sus diferencias ideológicas. Hasta la fecha, los ex conductores de la organización niegan la autoría del crimen.

En tanto, la Triple A publicó en El Caudillo una nota en la que el cura era calificado como “un mártir del peronismo”. Decía Felipe Romeo en el editorial: “Sus hermanos cristianos, sus compañeros peronistas, sus villeros queridos vamos a levantarle una valla inexpugnable para defenderlo como no supimos hacerlo cuando vivía”. López Rega, en tanto, bautizó “Presbítero Mugica” a un barrio ubicado en lo que años más tarde se conocería como Fuerte Apache.

-Alejandro Mugica escribió una solicitada para publicarla en todos los diarios del país. En ella acusaba directamente a López Rega por la muerte de su hermano. Sus amigos Bernardo Neustadt y Héctor Ricardo García lo convencieron de que no la publicara aduciendo que su vida correría peligro.

-Mugica fue velado en la capilla Cristo Obrero y enterrado en el cementerio de La Recoleta. El féretro fue cargado en andas por sus amigos más cercanos. El arzobispo Caggiano asistió a la procesión junto a su secretario Emilio Teodoro Grasselli. Una procesión de 10 mil personas acompañó el cortejo fúnebre, entre ellas Lucía Cullen. Montoneros le envió coronas de flores. Perón no hizo ni la más mínima referencia al hecho. Cincuenta días después, murió y lo sucedió en la presidencia su esposa, María Estela Martínez.

-Ricardo Capelli fue sometido a una docena de operaciones. Durante su internación fue amenazado y hubo que trasladarlo a escondidas a otro hospital.

Mugica fue velado en la capilla Cristo Obrero y enterrado en el cementerio de La Recoleta. Una procesión de 10 mil personas acompañó el cortejo fúnebre.

-El 25 de mayo de 1974, antes de ingresar a Montoneros, María del Carmen Judith Artero de Jurkiewicz, testigo directa del asesinato de Mugica, escribió una carta a una amiga relatando los hechos del 11 de mayo:

“Mi muy querida Marcela

Anoche llegó tu carta al barrio que leímos allí. Me pedís que te cuente, me pedís que te cuente y no sé si voy a poder hacerlo coherentemente, porque desde el 11 de mayo a las 19.40hs se nos ha venido la estantería abajo a todos ellos que estuvimos cerca de Carlos, unos en forma más o menos cercana, algunos en actitud crítica frente a su postura política, pero todos con un inmenso respeto por su valentía para mantener esas posturas y una admiración verdadera por su absoluta humildad.

A Carlos lo mató la CIA, es una conviccion personal que es compartida por una gran parte del pueblo, al que le quieren vender a través de una muy bien orquestada propaganda de la que participa todo el periodismo, que los asesinos fueron los montoneros. El asesinato estuvo tan bien planeado y muchas circunstancias contribuyeron a crear un clima tan adecuado, que casi todos nosotros dudamos en un primer momento.

Fue todo tan espantoso, sigue siendo todo tan espantoso, que a veces me sorprendo tratándome de convencer que todo es una pesadilla que me voy a despertar y va a volver a estar todo bien.

El 8 de mayo Nicolás se peleó con Roberto (el odiado Roberto, ¿te acordás?) Estaban Carlos, Roberto, Pichi Martínez y Nicolás en el teatro San Martín, se pelearon Roberto y Nicolás, consecuencia, Nicolás se mandó a mudar de la villa. Estuvo yirando el día 9 y el 10 me llamó a la oficina.

Estuvimos hablando y llegué a convencerlo de que debía volver a la villa. Ricardo lo llevó a casa de Mora esa noche, y el sábado 11 al mediodía me llamó para proponerme que fuésemos a buscar a Nicolás a casa de Mora y llevarlo hasta San Francisco Solano, una iglesia de Villa Luro donde Carlos siempre decía misa los sábados a las 19.00hs para hablar con Carlos y convencerlo de que lo dejara volver a Nicolás.


Llegamos a la iglesia y Ricardo y Nicolás se quedaron en el coche de Ricardo. Yo tuve el privilegio de oírlo por última vez, de recibir la comunión de sus manos, luego me recordaría cada gesto de esa tarde.

Cuando terminó la misa salí a buscar a Ricardo para que habláramos con Carlos. Nos costó medio minuto en convencerlo, bastó con que le dijéramos que no era posible dejarlo en banda cuando estaba sin guita y sin techo. Salimos los tres después de hablar unos 15 minutos, y Ricardo fue hasta el coche a buscar a Nicolás. Yo me quedé junto a Carlos, vinieron Ricardo y Nicolás, Carlos saludó a Nicolás (previamente habíamos convenido que nos íbamos los cuatro a la villa a comer un asado en la casa de un amigo de la villa), y a dos metros había un hombre esperando, Carlos le dijo a Nicolás, a quien acababa de saludar “Esperame un momentito que tengo que hablar con este señor”.

Allí comenzó todo.Todo está muy confuso para mí en ese primer instante. Me parece que aparece alguien más y Carlos retrocede hasta la pared y comienza a resbalar, y cae sentado apoyada su cabeza contra la pared.

Corrí hacia él y empiezo a escuchar como si fueran petardos y veo junto al cuerpo de Carlos una serie de fogonazos. Vi a un hombre joven que debió estar prácticamente al lado mío, caminar dos o tres pasos hasta un coche que había estacionado en ese instante ante nosotros con la puerta abierta

Sube y salen a toda velocidad, me agaché junto a Carlos y siento que se queja, le paso mi brazo por la espalda para tratar de levantarlo y siento en mi mano correr su sangre tibia y recién en ese momento Marcela, recién en ese momento, Marcela, recién me doy cuenta que lo han ametrallado.

Ahí apareció el padre Vernazza y se agachó junto a él, le dio la absolución y entre los dos lo subimos a un coche. Antes mientras gritaba desesperada su nombre, me di vuelta y vi a otra persona caída, era Ricardo, a él también le habían alcanzado las balas.

Con Vernazza llevamos a Carlos al hospital Salaberry, y Nicolás ayudó a llevar a Ricardo

Apenas llegamos empezaron las transfusiones, le dieron 10 litros, estuvo consciente durante casi todo el tiempo. Tenía una gran serenidad a pesar de que sufría muchísimo, pues pidió calmantes.

ree

ree

 
 
 

Comentarios


CONTACTO

Calle Principal, No. 47 Las Maras,  La Vega, Rep. Dom.

Tel.: 809-982-5756

SUSCRIBETE AQUI.

GRACIAS POR SUSCRIBIRTE

© 2021 by RIdeasCreativas created with Wix.com

bottom of page